Cada arquetipo representa un patrón fijo del comportamiento humano. Reflejan nuestras cualidades positivas-negativas que existen en nosotros así como aspectos de nuestro propio inconsciente. Los arquetipos son una manifestación clara de nuestro estado emocional
Son proyecciones de las cualidades emocionales positivas y negativas: nuestra cara y la cruz, fortaleza- debilidad, amor-odio, luz y sombra
Arquetipos funcionales:
La Madre: es el arquetipo femenino interior que reúne todas las cualidades para nutrirnos y cuidarnos de la mejor manera a nosotros mismos. Gracias a ella, prestamos atención a que nuestras necesidades básicas estén cubiertas (alimento, descanso, ejercicio físico, calor, compañía, etc.) y nos abastecernos de todo cuanto necesitamos.
El Padre: Es el arquetipo masculino que nos protege de cualquier “peligro”. Es pacífico pero es capaz de entrar en lucha si “algo” externo viene a comprometer su seguridad. Solo en estos casos de emergencia actuará con enorme rapidez, guiado por el instinto de protección y supervivencia. Cuando este arquetipo está activado, vivimos en paz porque nos sentimos protegidos. Es nuestro “guardián interior.”
ARQUETIPOS DISFUNCIONALES:
El Fugitivo.
No tiene interés para la realidad presente y huye, ya sea con su mente o con la ayuda de algo externo hacia un mundo irreal. Este patrón se manifiesta a veces en formas muy diversas:
- Adicciones (tabaco, drogas, exceso de internet, videojuegos, juegos de azar, compulsión hacia la sexualidad, pornografía, etc.) Algunas son más sutiles, como la adicción al trabajo.
- Despilfarro, derroche de dinero.
- Anorexia, bulimia (=Huida de la vida.)
- Toda conducta compulsiva.
- Espiritualidad desconectada de la realidad. Lo mismo sucede con una dedicación al arte o a la ciencia que desconecta a la persona de su vida cotidiana.
El Luchador
- Vive con una perpetua sensación de escasez, de precariedad… Tiene una visión del mundo como un lugar peligroso, amenazante, donde hay que defenderse siempre, sobrevivir en vez de vivir. Está permanentemente en guardia, a la defensiva. Nunca puede relajarse, siempre está en alerta. Padece tensión y estrés. Este patrón suele venir de una pauta familiar: “Para vivir hay que sufrir, hay que luchar, hay que ganarse el pan con el sudor en la frente; El mundo es peligroso, amenazante;” etc.